
Ayuntamiento de Chucena
Nací en Chucena, provincia de Huelva un 21 de septiembre. Mi infancia y adolescencia las pasé en en el pueblo. Mi padre era campesino y autónomo. Nunca quiso trabajar la tierra de los otros. Eso le costó un gran esfuerzo y muchísimo sacrificio. Mi madre alternaba las labores de la casa con las del campo. Éramos una familia de la postguerra que nos ayudábamos los unos a los otros para vivir sin agobios ni estrecheces. Mi padre era el artífice de aquel diseño casi imposible de llevar a cabo. Pero salimos adelante con nuestra entrega a aquel proyecto que él dirigía. Al ser yo la hija mayor, mis tareas eran las de trabajar en el campo, en las vacaciones escolares al igual que mis otros tres hermanos, en cuanto tuvieron edad de echar una mano. El más pequeño, Francisco, al que prácticamente crié yo, ingresó en los salesianos de la Palma del Condado. No llegó a ser sacerdote, pero consiguió ser poseedor de una vasta cultura.
María del Valle Rubio, en la escuela Primaria
Desde muy pequeña tuve la necesidad de leer y leía todo cuanto caía en mis manos: antiguos cancioneros, el Romancero Viejo, fabulas de Iriarte y Samaniego, con el añadido de aquella herencia musical del flamenco que me llegó por vía materna. Pronto comencé a sentir la necesidad de escribir y de expresarme. La capacidad creadora es buscar un cauce de materialidad para las ideas, los sentimientos, las sensaciones. Mis primeros romances referidos al pueblo, a los hechos de la vida cotidiana, a los sentimientos, no se hicieron esperar. “Se empieza, jugando con las palabras, casi sin saber lo que se dice, y se termina diciendo lo que se siente”. Buena lectora desde la primera infancia, leí periódicos, novelas por entrega que llegaban a la casa por debajo de la puerta. Frecuenté y aprendí en el taller de sastrería de mi abuela María del Valle, de la que heredé su nombre, su sabiduría y el arte de la aguja. Era muy difícil en aquellos años para una joven, hija de campesinos, estudiar un bachillerato, hacer una carrera en un pueblo pequeño. Pero, no me arredré ante las dificultades y me las ingenié trabajando y estudiando en Sevilla. Culminando mis estudios satisfactoriamente. Me pareció un sueño cuando una mañana lluviosa tomé aquel tren para la ciudad, que cambiaría para siempre mi destino.
María del Valle Rubio, leyendo un poema propio, acompañada por dos compañeras de estudio.
Desde pequeña me aficioné tanto por la lectura como por la escritura. Escribir sobre lo que veía, leía o sentía se convirtió en necesidad. Al tiempo que la pintura me atraía tanto como la música o el baile. Mis primeros dibujos fueron llegando en carboncillo sobre papel: imágenes de las Vírgenes y de los Cristos que en las casas familiares colgaban sobre las paredes. Estudié Magisterio e hice oposiciones consiguiendo una plaza en Carmona (Sevilla). Fue mi primer destino como profesional de la enseñanza. Después vendrían los estudios personales y seleccionados, particularmente de Lengua y literatura. Asistencia libre a clases de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, al tiempo de mi dedicación a la enseñanza.
Mi primer libro publicado, premiado y titulado Residencia de olvido, es el comienzo de una serie de publicaciones que se han perpetuado hasta el día de hoy.
Referente a la pintura he expuesto mis cuadros en Sevilla, Viso del Alcor, Ourense, París, Barcelona, Singapur… Y en el Presente cuento con varias galerías online. Entre ellas: https://www.saatchiart.com/vallerubio